La palabra «Hernia» se refiere a cuando una parte del contenido de la cavidad abdominal (grasa, intestinos, vejiga, apéndice, etc.) se sale a través de un orifico, y queda cubierta solo por la piel. En el caso de la Hernia Epigástrica éste orificio se encuentra en la línea media del abdomen, entre la parte arriba del ombligo y el borde inferior de las costillas, y la parte del cuerpo que comúnmente «se sale» por este orificio es grasa, aunque puede ser un intestino.
En general, una hernia epigástrica ocurre por un aumento constante de la presión dentro del abdomen (como cargar objetos pesados).
En la hernia epigástrica casi siempre sale un fragmento de grasa abdominal a través de un orificio muy pequeño en la pared abdominal (de 1 o 2 cm), por lo que la grasa suele «atorarse» sin poder regresar; esto ocasiona que la mayor parte de los pacientes tengan dolor. Con forme pasa al tiempo, la hernia se hace más y más grande.
No es muy frecuente, pero el contenido de la hernia puede quedar tan apretado que deja de pasar sangre, se pudre y se infecta.
El diagnóstico se realiza con la exploración física y normalmente no se requiere de ningún estudio extra, aunque muy ocasionalmente podría necesitarse un ultrasonido de la pared abdominal.
Es necesaria una cirugía para regresar la grasa o los órganos a su lugar y, frecuentemente, colocar una malla para tapar el orificio de la hernia y así evitar que se vuelvan a salir. Hay muchos tipos de mallas; su médico le indicará cual es la más adecuada para su caso en particular y le explicará si se tiene que realizar algún procedimiento adicional.
Ninguna. La cirugía es el único tratamiento seguro y eficaz.
El paciente puede ir a su casa unas horas después de la cirugía e iniciar la dieta de forma inmediata a menos que su cirujano le indique lo contrario. El dolor que ocasiona la cirugía es leve y muy tolerable con analgésicos, los riesgos de infección son muy bajos, y puede regresar a su vida normal en una semana, justo después de retirar los puntos.